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Un viaje de seducción y contrastes

Visitar Marrakech y despertar en el desierto del Sahara fue una experiencia inolvidable, ¡el mejor viaje de mi vida!.

Por: Giovanna Covelli

Visitar Marrakech y despertar en el desierto del Sahara fue una experiencia inolvidable, ¡el mejor viaje de mi vida!. Un país que me logró seducir y atrapar con sus múltiples encantos, con una civilización rica en historia, cultura, colores, aromas, increíbles pueblos escondidos y silenciosos, llenos de magia, y en donde encuentras mucho sol, nieve y desierto. Sin duda es un país lleno de contrastes al que, sin pensarlo dos veces, regresaría.

Mi gran y esperado viaje para conocer Marruecos inicio días antes de pisar Marrakech. Me inquietaba conocer todo sobre su cultura e historia, por lo que comencé a investigar por internet y fue así como poco a poco me fui enamorando.

Tomé un vuelo en Madrid, por el que pagué 60€ y en el que en dos horas me llevó a mi destino, Marrakech. Desde que llegas al aeropuerto es impresionante el choque cultural, sobre todo para el viajero primerizo como yo, fue toda una mezcla de emociones. Para entrar a este país lo único que necesitas es tu pasaporte mexicano vigente.

Me alojé en el hotel Riad Lalla Khiti, una pensión muy cómoda y cerca de la Mezquita Koutobai, donde me envolvió con su tradicional arquitectura marroquí, por la cual pagué 80 dirhams (8 Euros) la cual incluía desayuno y cena.

La Mezquita Koutobai es uno de los monumentos más representativos de la ciudad y destaca por su alminar de 69 metros de altura, es el edificio más alto de Marrakech, sin embargo no me fue posible entrar porque es exclusivo para quienes son musulmanes, pero pude verla de lejos, realmente es una belleza.

A escasos metros se encuentra la plaza de Jamaa el Fna. Esta plaza es el auténtico corazón de la ciudad, es ahí donde radica su encanto, es una mezcla de atractivos culturales, natos de la cultura marroquí. En esta plaza encuentras de todo, encantadores de serpientes, espectaculares narradores de historias, tatuadoras de henna, adivinadores de la suerte, acróbatas y músicos tradicionales, que con su ingenio tratan de ganarse unos centavos.

Para entrar a esta plaza hay que tener mucha paciencia ya que pueden llegar a ser muy insistentes para venderte cosas. También encuentras restaurantes donde hay platillos de entre 30 a 50 dirhmas (3-5 euros).

Tip: pregunten si pueden comer medio menú, ya que el menú completo ¡es bastante!, la gastronomía de Marruecos es inmensa, así que les recomiendo probar los platillos más conocidos que son el cuscús y los tajines.

En Marrakech encuentras una gran cantidad de tiendas, sobre todo para quien gusta del juego de la compra y el regateo; cualquier precio que te den siempre tienes que regatearles la mitad. No cabe duda que es todo un espectáculo lleno de magia y color.

Tuve la oportunidad de conocer increíbles pueblos bereberes, como Ait Ben Haddou que se encuentra en la provincia de Uarzazate, en este pueblo admiramos sus impresionantes Kasbahs (casas fortificadas) y destaca por ser uno de los lugares que sirvieron para hacer películas como Gladiador; también recorrimos el valle del Dades, y el Alto atlas.

Sin duda, mi más grande experiencia fue haber estado en el desierto del Sahara, estuve en un tour con mexicanos y brasileños, en donde nos llevaron a la puerta del desierto en camionetas 4×4, de ahí partimos en una caravana de dromedarios que en una hora y media nos llevó a nuestro campamento de Jaimas, para contemplar la puesta de sol, las dunas, la paz y el silencio, ¡fue espectacular!.

Hay muchas agencias que ofrecen excursiones al desierto, puedes buscar alguna en el desierto de Mersouga con los berereberes que son muy atentos, amables y flexibles.

Después de la riquísima cena que nos ofrecieron, recibimos una grata sorpresa que hizo que me enamorara más de este lugar con su música, tambores, fogata, estrellas, así como los cantos que interpretaron los bereberes. Este país me cautivó por su cultura y costumbres.

Pasar la noche en medio del desierto del Sahara en el campamento de Jaimas fue asombroso, aunque muy frío, pero es algo que tienes que hacer por lo menos una vez en la vida.

Es así como felizmente, después de haber pasado cuatro días en este maravilloso país lleno de contrastes, termina mi viaje que sin duda me hizo sentir especial, pero lo más asombroso es que en Marruecos tienen un enorme cariño por nuestro país, México.

Espero haber sido de gran ayuda para los que estén decidiendo conocer Marruecos, pero sobre todo que mi historia les haya despertado su espíritu viajero y que en algún momento de locura digan ¡me lanzo a la aventura!

¡Saludos viajeros!