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Tomar un vuelo "en vivo" (sin dormir)

Cuando tenemos que tomar un vuelo temprano – 10am o antes – siempre salen el diablito y el angelito en nuestros hombros para darnos dos opciones: dormir o no dormir. Esa es la cuestión.

Por David Fridman

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Cuando tenemos que tomar un vuelo temprano – 10am o antes – siempre salen el diablito y el angelito en nuestros hombros para darnos dos opciones: dormir o no dormir. Esa es la cuestión.

Yo generalmente me voy en vivo. Un día antes del vuelo empaco y dejo todo listo como un adulto responsable que soy, solo dejo afuera el #necessaire con lo indispensable y la ropa de mañana y ya.

Entonces, armo un plan que involucre cervezas y tequilas y pongo mi alarma. A las 4am ya que andamos bien brutos todos, I say my goodbyes, me voy a bañar [cuando uno se baña borracho uno se siente Christopher Atkins en la Laguna Azul], me monto en el taxi y ámonos pal aeropuerto.

A continuación tenemos dos posibles escenarios:

  1. que la señorita del check in sea una linda
  2. que la señorita del check in sea una taruga*

Si te toca escenario a), probablemente la señorita del check in sienta pena por ti, por la cruda que vas a manejar en un par de horas y por tu olor a mini-bar y te de un upgrade a primera clase [si el upgrade es a business class, siéntete igual de afortunado, no seas pedinche]. Te van a consentir, probablemente te ofrezcan una mimosa – recomiendo echarte dos y luego dormir. Bajo NINGUNA CIRCUNSTANCIA sientas que eres Adam Sandler y te sientas con el derecho de cantarle una canción a todo el avión por el telefonito de la azafataeromosa. No one will appreciate it.

Si te toca escenario b), prepárate para lo que serán las próximas 5 horas mas incómodas de tu existir. Ellas saben con quien te sientan. Ellas saben cuanto pesan tus vecinos de asiento. Ellas saben si tienen 7 años y desayunaron azúcar. Ellas saben. Te puede mandar sentarte al asiento 32B. El asiento que no se reclina, de un lado un buen hombre que anoche no se emborrachó pero cenó chicken vindaloo y del otro lado a la tía Lupe con su recién nacido que tiene problemas de oídos tapados y pulmones de Yuridia.

En cualquiera de los dos casos, la parte que vale la pena de toda esta práctica de irse en vivo al aeropuerto es que durante el vuelo, una vez que el piloto te da chance de desabrocharte el cinturón, te quedas dormido y desconoces todo hasta que te despiertan los rebotes de las llantas – el tren de aterrizaje, que le llaman.

Dios te bendiga.

Ahora, siempre existe la otra opción de ser un adulto maduro y responsable y quedarte dormido viendo la novela y tomando té a las 8:30pm, despertarte y llegar fresco al aeropuerto, departir con tus compañeros de vuelo, comprarte la People y oler a loción. Ustedes que creen, que la única vez que yo hice esto perdí mi vuelo o que no?

Lo que si les puedo decir es que perder un vuelo es mas doloroso y mas caro que una vesícula inflamada. Sin seguro. En el ABC. Entonces tomen sus precauciones y hagan lo necesario para que, pase lo que pase, ustedes estén trepados en el avión cuando den tercera llamada.

Bon voyage, mon amis!.

*amargada hija de puta.

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David Fridman es un actor con estudios de teatro en NY, Cuba y Londres. En lo que un productor con visión lo descubre, empezó a desarrollar su cerebro de escritor y sacó un blog. Lo pueden leer en www.inthenameofvlog.com en el que habla de absolutamente todo lo que le viene a la mente. David cumple años todos los 15 de noviembres, le encanta el teatro, su obra favorita es Who’s Afraid of Virginia Woolf, compra muchas t-shirts vintage y odia escribir en tercera persona.