Tú x el Mundo

Mi regalo de cumpleaños

Por: Paúl Alarcón 

Desde hace algunos años he decidido que el día de mi cumpleaños me debo de regalar una experiencia, algo así como aventarme de un avión en paracaídas o hacer una inmersión de buceo. Para mi cumpleaños número 40 tendría que regalarme algo especial, ese viaje en solitario siempre había sido mi regalo de mi próximo cumpleaños desde los 37 y no lo había podido hacer por una u otra razón, siempre creía que no era el momento adecuado, ahora creo que era determinación lo que me faltaba, porque esta vez tampoco sentía que era el momento adecuado, pero me aferré a la idea, al final todo salió bien y aquí me tienen escribiéndoles para compartir mi experiencia.

 Después de haber tomado la decisión de hacer ese viaje, la pregunta era ¿a dónde? Lo único que tenía claro del destino al que visitaría era lo siguiente: no tenía que hacer frío (odio el frío), tenía que ser muuuuy lejos, tenía la necesidad de estar lejos de todo y de todos, tenía que ser un país con una cultura totalmente diferente a la mía y que, no me pregunten por qué, pero que la religión predominante no fuera el cristianismo. Así que busqué por internet: “dónde viajar en enero” (mi cumpleaños es el 6) y la primera opción que me apareció fue Tailandia, una sonrisa se dibujó en mi cara, Tailandia sería ese país que me haría vivir una de mis mejores experiencias de mi vida. Después vino la etapa difícil, explicarles a mi pareja, familia y amigos de lo que quería hacer para mi cumpleaños y que sin que se ofendieran, que ninguno de ellos me acompañara, al final todos entendieron y me apoyaron al 100%.

 Así que inicié con la organización del viaje, un proceso que me fascina hacer, porque siento que ya estoy conociendo mi destino y viajando desde que lo organizo, los videos de Alan por el Mundo de Tailandia los vi un montón de veces, casi me los aprendí de memoria, leí varios blogs de viajeros, leí mucho sobre Tailandia, y empecé a organizar mi itinerario.

 Viajé un 29 de diciembre de San Juan en Puerto Rico a Nueva York (soy mexicano pero vivo en Puerto Rico), me quedé un par de días y pues ya saben, el frío de invierno en Nueva York era insoportable (para mí), creo que lo que me ayudó fue que sabía que solamente eran tres días y eso me hizo soportarlo, nunca había visto ver caer la nieve, y estando patinando en la pista de hielo del Rockefeller Center empezó a nevar (lo sé, soy muy cliché), hasta lloré un poquito de la emoción, parecía que estaba en una película. Subí al Top of the Rock al atardecer para tener la mejor vista del Empire State, caminé por la 5ta avenida con toda esa decoración que la caracteriza en navidad, visité mercados navideños, fui al ground zero que también ahí tuve un momento de introspección al ver los nombres grabados de todas las personas que fallecieron en esos terribles actos. Fue un momento muy especial.

 Después de mis días en Nueva York, tomé mi siguiente vuelo hacia Tokio, vuelo de 14 horas, en Tokio solo estaría para hacer escala y estaría aproximadamente 3 horas, recuerdo que al aterrizar lo que hice fue correr al baño, no por necesidad, sino para conocer esos baños electrónicos que había visto por internet, un aeropuerto que me encantó, después llegó el vuelo que me llevaría a mi destino final, Bangkok.

 Bangkok era como me lo imaginé, una ciudad enorme, con glamourosos edificios y con ese aire asiático que lo hace especial.

 En Bangkok visité un gran número de templos, todos son hermosos, todos espectaculares, pero el Gran Palacio es punto y a parte, de verdad que esta fuera de serie, también tuve la oportunidad de visitar el templo del buda reclinado, el templo del amanecer, el templo del buda de oro, visité mercados y demás, una ciudad que tiene tanto para visitar, todos los días me levantaba temprano y ¡a la calle!

 Después de estar 3 días en Bangkok tomé un vuelo para ir a Chiang Mai, la ciudad que más me gustó de Tailandia, tiene un aire hipster y una vibra muy agradable, el hostal donde me hospedé fue muy acogedor y los dueños muy atentos, la hospitalidad se destacó en todo momento. 

Llegó el día de mi cumpleaños y una camioneta “van” me fue a recoger al hostal para llevarme a una de las experiencias más increíbles, pasar un día completo con elefantes, eso fue espectacular, aprendí mucho, estar tan cerca de esos magníficos animales, darles de comer, caminar junto a ellos y bañarlos en el río es indescriptible, me emociono nada más de recordarlo. Claro que hice mi tarea e investigué para hacer el tour con una empresa que fuera responsable con ellos, que no los montáramos ni que hicieran trucos para nosotros.

En Chiang Mai me quedé un día más para conocer la ciudad, visité uno de los mejores mercados nocturnos en todo Tailandia, cosas muy baratas y bonitas, yo solo pensaba cómo llevarme todo, tuve que comprar un bolso extra para llevar los recuerdos y regalos que compraba, siento que me pude haber quedado más días ahí, de verdad que me gustó y además que la comida es muy rica.

Después viajé de Chiang Mai a Chiang Rai en autobús, y ahí tuve uno de los momentos más difíciles del viaje, el día que viajaba amanecí muy enfermo de la garganta, con temperatura y un dolor que no podía ni siquiera tragar saliva, me sentía morir, y aún así me fui a Chiang Rai, recuerdo llegar al hostal y descansar, al otro día amanecí peor, me sentía muy mal, la temperatura estaba a todo pero no por eso iba dejar de visitar el famoso Templo Blanco, un lugar que parece irreal, llegué muy temprano para no encontrarme a tantos turistas pero físicamente me sentía fatal, entre el cocktel de medicamentos que me tomé para aliviar el dolor, la temperatura y la infección y ver ese espectacular lugar de verdad que parecía que estaba bajo los efectos de las drogas, nunca me he drogado pero me imagino que así se ha de sentir, jejejeje. Recuerdo sentarme en una banca por una hora solo para darme ánimos y respirar y respirar para relajarme. Después viajé a Chiang Mai otra vez para tomar un vuelo e irme a Phuket.

En Phuket tenía programado estar dos días, opté por descansar uno para recuperarme, después de eso me sentí mejor y salí a conocer, el hostal donde me quedé en Phuket era increíble, súper bonito, ahhhh, se me olvidaba decirles que en mi vida me había quedado en un hostal, y la mayor parte de las noches me quedé en uno de ellos, eso sí, hostales, pero rentaba habitación propia, con mi propio baño, digan lo que digan pero eso de quedarme en una habitación con 5 o 6 desconocidos no es para mí, preferí quedarme en un hostal por el ambiente mochilero y para conocer gente cuando uno está en las áreas comunes, pero siempre elegí habitación privada. Yo lo sé, así soy, ni modo.

Phuket es como Las Vegas asiáticas pero recargado, hay que ir con mente abierta y fluir, no lo niego, me divertí, jajajaja. Fui a un par de shows que no voy a describir aquí, pero de que uno se divierte, sí se divierte.

Al otro día tomé un Ferry y me fui a las islas Phi Phi, eso no tiene ni abuela, ni madre, ni tía, ni nada, es lo más hermoso que he visto.

El día que llegué, salí a rentar un bote para el día siguiente y hacer el tour que incluye la famosa playa de Maya Bay donde se filmó la película The Beach con Leonardo DiCaprio, que de paso les digo que yo no había visto la película y que la descargué en mi tablet y la vi en mi vuelo hacia Bangkok, le hice caso a Alan y renté el bote de cola larga para mi solo, le pedí a la agencia que a las 6:00 am quería a mi guía para disfrutar la playa sin tanta gente, el guía llegó puntual y a las 6 en punto estábamos saliendo hacia Maya Bay, ¿qué creen? ¡¡¡FUI EL PRIMERO EN LLEGAR!!! No había nadie, para mí solo, no sabía ni qué hacer, disfruté esos 20 minutos antes que llegara un bote lleno de turistas como no tienen idea, hasta lloré, me quedé un buen rato ahí, parecía un set de filmación, en algún momento pensé que saldría King Kong o un dinosaurio, el lugar es bello. Hice snorkeling en una área que el guía me llevó, el agua cristalina y peces de a montón, después terminamos en una playa con unos monos. El tour vale la pena, y al igual que Alan recomiendo que renten el bote para ustedes solos, muy a gusto.

Para el día siguiente renté el servicio para hacer buceo, con guía en español, hay varias empresas que ofrecen el servicio en el idioma, de verdad que vale mucho la pena, en la segunda inmersión tuve la oportunidad de ver dos tortugas, grandotas, una de ellas no tenía una pata (o aleta), también fue uno de los grandes momentos de ese viaje.

Después de estar el par de días en Phi Phi, regresé a Phuket para tomar un vuelo a Bangkok, me quedé en el mismo hostal que al inicio y fui a Ayutthaya por mi cuenta, no es nada complicado llegar, renté una bicicleta y recorrí los lugares que más me interesaban, vale la pena ir, se aprende mucho y las ruinas son impactantes. 

Tampoco dejé pasar la oportunidad de ir a una pelea de Muay Thai al estadio Rajadamnern, ahhh que bien me la pasé, una de las actividades más auténticas que hice, uno ve como los locales se apasionan, y es que no es para menos, es muy divertido. 

Los últimos dos días quise hacer mi propio capítulo VIP y me hospedé en uno de los mejores hoteles de Bangkok, The Península Bangkok, el lujo, los detalles, la hospitalidad a todo lo que da, me di mi masaje en el spa que está increíble y me di esos dos días para descansar de todo lo que había hecho, ya no quise salir, me la pasé en el hotel, consintiéndome, disfrutando, relajándome porque sabía que regresando continuaría mi vida en donde la dejé.

En resumen, les puedo decir que Tailandia se quedó en mi corazón, es un lugar que siempre recordaré con mucho agrado, en lo personal creo que me di el mejor regalo que alguien se puede dar, expandí mis horizontes, salí de mi área de confort, me siento más seguro y a la vez más calmado, entendí que a veces las cosas no salen como uno quisiera pero que también de eso uno aprende, entendí que ante la adversidad puedo motivarme y sacar fuerzas para salir adelante yo solo, que me siento capaz de poder sobrevivir en cualquier ambiente y en cualquier lugar, me di cuenta que puedo convivir conmigo mismo y pasarla muy bien, que puedo tener conversaciones conmigo mismo muy interesantes, en fin, mucho aprendizaje. Lo único que puedo recomendar es que no esperen 40 años para darse la oportunidad de viajar solos, y si ya los tienes o eres mayor, tampoco es tarde para hacerlo, la vida diaria es una trampa que nos impide encontrar el momento ideal para hacer un viaje en solitario ya sea por el dinero, el trabajo, la pareja, los hijos, la familia o los amigos, pero también aprendí que para salir de esa trampa uno debe aferrarse a la idea y sortear todos esos obstáculos para conseguirlo.

Alan gracias por hacer esta comunidad, y por inspirarnos a tantos de nosotros. ¡¡Felices viajes!!