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Entre hadas y castillos: un viaje inolvidable por Escocia

En junio pasado vivimos una de las mejores experiencias de nuestras vidas, nos fuimos de viaje a un país increíble y además en compañía de nuestras amigas.

Por Miriam Rivera (@tjoliegirl) y Karla Campos (@enernek)

En junio de 2017 vivimos una de las mejores experiencias de nuestras vidas, nos fuimos de viaje a un país increíble y además en compañía de nuestras amigas. A pesar de que no fue sencillo ponernos de acuerdo, pues éramos seis personas, sin lugar a dudas fue mágico.

Mayra, Cristina, Adriana, Mariana, Karla y Miriam estaban listas para iniciar una aventura en Escocia; tierra de castillos, hadas, celtas, highlanders, clanes, montañas, lagos, ciervos, historia y mucho más. Para Cristina y Mariana, su primer viaje al extranjero, para Adriana, su primer viaje al extranjero sin familia, para Karla, Mayra y Miriam, un nuevo destino por descubrir.

Nuestro recorrido en Escocia sería en coche, así que rentamos una camioneta al inicio. Se conduce del lado izquierdo del camino, y Mayra y Miriam fueron quienes se aventuraron a manejar. No es tan difícil como parece, los pedales están acomodados igual que en los países donde manejamos del lado derecho. Solo hay que poner mucha atención a los señalamientos, controlar los nervios y si tienen un buen copiloto, todo será aún mejor.

La primera parada fue la ciudad de Inverness, conocida como la capital de las Highlands o Tierras Altas, sitio obligado si se planea recorrer esta zona. Antes de iniciar el road trip pasamos a un súper para adquirir provisiones, y como es nuestra costumbre, compramos como si no hubiera un mañana.

De Inverness fuimos hacia el sur, rumbo a Fort William. El paisaje era increíble; durante un rato, de nuestro lado derecho veíamos arbustos, árboles y montañas y de lado izquierdo el Lago Ness nos acompañaba en el inicio de la travesía. Por supuesto buscamos a Nessie,

– ¿Qué haríamos si encontráramos a Nessie?

– Seríamos ricas

Y seguimos con nuestro camino, encontrando de vez en cuando una que otra vaca peluda, autóctona del norte de Escocia.

El paisaje de las Tierras Altas es indescriptible, uno se siente diminuto ante las majestuosas y verdes montañas que lo conforman, el Lago Ness solo fue una introducción a lo que veríamos el resto del camino. Solo estando en este sitio logramos comprender porque dicen que Escocia y, en particular, las Highlands son un lugar mágico.

En un punto del camino, todas dormían, menos Miriam y Mayra que estaban a cargo del volante como piloto y copiloto, respectivamente. Todo estaba tranquilo hasta que:

– ¡Mira Mayra! – señalando con la cabeza hacia el frente del camino-

– Oh

Un ciervo, al que bautizamos como Cornamenta, estaba a la orilla de la carretera. Volteó hacia nuestra camioneta, Miriam redujo la velocidad, temía que se fuera a cruzar el camino, nos fuimos acercando a él y de repente, Cornamenta se metió entre los arbustos.

– ¡No ma!

– ¡No manches!

– ¡¿Qué?! – despertó Karla –

– Había un ciervo en el camino y creíamos que iba a cruzar la carretera

– Pero se metió entre los arbustos.

Miriam y Mayra siguieron perplejas por un rato, Karla se volvió a medio dormir y el resto del grupo continuó en los brazos de Morfeo sin percatarse de lo ocurrido. Comenzó a caer una fina y tupida llovizna. Pasaron varios minutos y Miriam se dio cuenta que había que llenar el tanque de gasolina. Si bien tenían un poco menos de mitad, había que estar prevenidas, pues no hay muchas gasolineras en estos parajes.

Cuando llegamos a la estación de autoservicio, Miriam y Mayra se bajaron para llenar el tanque. Mayra se acercó al despachador, leyó las instrucciones, mientras Miriam abría el tanque. Giró la tapa, pero no abría.

– Mayra, ¿Cómo se abre? No puedo

– Mmmm a ver – Mayra le gira, no abrió y solo tronó – No puedo

Siguieron batallando, la llovizna comenzó a caer más fuerte.

– Vamos a ver el instructivo

Se metieron corriendo a la camioneta para protegerse de la lluvia. Vieron el instructivo, no encontraron algo que les ayudara, regresaron a la tapa del tanque, volvieron a girar la tapa, entraron de nuevo a la camioneta.

– ¿Qué pasó? – volvió a despertar Karla

– No podemos abrir la tapa del tanque

– ¿Ya intentaron girar hacia el otro lado?

Miriam y Mayra salieron de la camioneta sin contestar nada, se dirigieron hacia el tanque, giraron la tapa hacia el otro lado y ¡lograron abrirla!

– jajajaja que bobas

Isla de Skye

Nos dirigimos hacia la Isla de Skye, un sitio con mucha magia, muchos le llaman la Isla de las hadas. Esta Isla se puede cruzar en coche sin necesidad de tomar un ferry, ya que existe un puente para hacerlo. Que por cierto, hasta cruzarlo es algo mágico; y como cursis que somos, mientras lo pasábamos escuchamos Heroes, de David Bowie.

– ¡Ya estamos en la Isla de Skye!

– Dicen que aquí viven hadas – dijo Karla –

– Las hadas no existen – mencionó Mayra –

– Shh no digas eso, ya mataste a una

– Es que no existen

– ¡Ya mataste a otra!

– Ash

Hay tramos en la carretera de la Isla de Skye que se convierten en un solo carril, así que puede resultar un poco estresante para los primerizos manejando por el lado izquierdo del camino, y a eso agréguenle una camioneta, la angustia es más grande.

Lo que no tomamos en cuenta fue la amabilidad y orden de los escoceses al volante, cada cierta distancia hay un espacio para orillarse y dejar pasar al coche que viene del otro lado, así que muchas veces nos dieron el paso y rápidamente aprendimos a hacer lo mismo. Algo curioso es que cuando pasas a lado del coche, te agradecen, TODOS lo hicieron.

Cuando estábamos en la planeación del viaje, conseguir hospedaje en la Isla de Skye no fue sencillo, en los buscadores nunca encontramos lugares disponibles y si los había, estaban carísimos. Después de tanto buscar y gracias a los dioses viajeros, encontramos dos wigwams disponibles en Portnalong, cada uno para tres personas. Miriam se encargó de reservarlos, todo fue apalabrado por correo electrónico, nunca dejamos un depósito. Solo teníamos que confiar en Theresa, la dueña de los wigwams.

Llegamos a los wigwams, orgullosas de no habernos perdido; Theresa nos había advertido que no nos confiáramos en el GPS, ya que mandaba a otro lado, así que solo debíamos seguir sus instrucciones. Dormir en este lugar nos dio la oportunidad de desconectarnos un rato (no teníamos opción, pues no había Wifi) y nos permitió convivir de una manera más íntima.

Fairy Pools

En las Fairy Pools vivimos otro momento inolvidable. Ese día, la lluvia continuó, los paisajes seguían siendo increíbles y el frío también nos acompañó. Sinceramente queríamos disfrutar de las Fairy Pools sin lluvia, en internet las fotos y videos se ven increíbles, pero con la lluvia, el río lleva más corriente y la claridad del agua y el paisaje cambia bastante.

Para llegar a las Fairy Pools es necesario cruzar el río, saltando entre piedras. Para nosotras, nada expertas en trekking, fue una odisea, sin embargo, gracias a la ayuda de otros viajeros expertos y que llevaban equipo, logramos cruzar.

Llegamos a las Fairy Pools, estuvimos un rato observándolas, tomando fotos y finalmente decidimos irnos de ese mágico lugar. De regreso teníamos que cruzar el río nuevamente, esta vez no había viajeros expertos para ayudarnos, solo éramos nosotras, pero encontramos un caminito de piedras. Pasamos una por una.

– Karla, dame la mochila de tu cámara, yo la cargo. – dijo Mayra, luego de que Karla había tenido problemas de equilibrio por su equipo fotográfico.

Cruzaron Cristina, Mariana, Karla, Miriam y llegó el turno de Mayra, quien al dar el paso hacia una de las piedras, no pisó bien y resbaló

– Aaay – Mayra estaba con media pierna adentro del agua, tratando de mantener el equilibrio

– ¡Ayuden a Mayra! – gritó Adriana-

– ¡La cámara! – gritó Karla y corrió a quitarle la mochila.

– Jajajajaja

Ayudaron a Mayra a salir del agua. Cruzó Adriana.

– Eso te pasa por decir que las hadas no existen – dijo Karla

Eilean Donan Castle

Eilean Donan Castle se encuentra al salir de la Isla de Skye. Se encuentra sobre el lago Duich y ha aparecido en varias películas como Corazón Valiente, 007: El mundo no basta, y hasta sirvió de inspiración para crear el castillo de Mérida, de Valiente.

En este castillo aprendimos un poco sobre los clanes y cómo era la vida en su interior. Su ubicación en medio de las montañas y junto al lago hace que tenga envidiables vistas; no es difícil comprender por qué es un clásico del circuito por las Tierras Altas.

Hogwarts, Hogwarts, mí querida Hogwarts

Cualquier fan de Harry Potter debe ir a Escocia al menos una vez en su vida, y recorrer los lugares que sirvieron como locación para grabar varias escenas de la película, además, no hay que olvidar que Hogwarts se encuentra en este mágico país, y al estar en las Highlands, reconocerán que en esta región se ubica la famosa escuela de magia.

 

Un lugar muy popular entre los potterheads es el Viaducto Glenfinnan, sitio donde pasa el expreso de Hogwarts y al que por supuesto fuimos a conocer. Nuevamente, como cursis que somos, pusimos el soundtrack de Harry Potter mientras disfrutábamos de este lugar.

La ciudad de Edimburgo también es importante en la historia del joven mago, pero de eso les hablaremos más adelante.

Oban

Hicimos una parada en Oban para visitar la Isla Staffa, lugar donde se encuentra la cueva de Fingal. ¿Recuerdan la leyenda de la Calzada del Gigante, de Irlanda? En ella se menciona que había enemistad entre un gigante irlandés y un escocés, en esta ocasión visitaríamos la guarida de Fingal.

Para visitar la Isla Staffa es necesario tomar un tour, hay varios operadores que ofrecen el servicio, y además de llevar a los viajeros a Staffa, también los llevan a la Isla de Mull e Iona.

A este tour fuimos Cristina, Adriana, Karla y Miriam. Mayra y Mariana decidieron quedarse en Oban, donde tomamos un ferry que nos cruzó a la Isla de Mull, de ahí tomamos un camión que nos llevó hasta el otro lado de la isla para tomar otro barco que nos llevó a Iona.

Caminamos un rato en Iona y aprovechamos el día soleado, ya que en los pasados solo habíamos tenido días lluviosos. Iona nos sorprendió con su playa, sus aguas son cristalinas, jamás hubiéramos imaginado encontrar esas playas en Escocia, nos recordaron al Caribe.

Miriam y Cristina aprovecharon el calor que hacía para mojarse los pies en las cristalinas aguas.

Finalmente, llegó la hora de embarcarnos hacia Staffa. Este lugar es mágico, sus vistas son increíbles, además es hogar de unas aves únicas, puffins, las cuales viven en las zonas árticas del planeta. Pero sin duda, la cueva de Fingal es espectacular, para llegar a ella hay que caminar sobre piedras de basalto, iguales a las de la Calzada del Gigante. Es una experiencia increíble.

Staffa fue una sorpresa en el viaje, las fotos que encuentran en internet no le hacen justicia al lugar, no nos queríamos ir. Ese día fue perfecto, no llovió, estuvo soleado y pudimos disfrutar de las islas como se debía.

 

 

Stirling

Stirling es una ciudad de gran importancia en la historia de Escocia, en este sitio se llevaron a cabo muchas batallas, entre ellas la Batalla del Puente de Stirling, en donde los escoceses, liderados por William Wallace y Andrew de Moray, lograron vencer a los ingleses, quienes los superaban en número.

El Castillo de Stirling es uno de los sitios más populares de la ciudad. Este lugar cada quien lo recorrió por su lado, a veces nos encontrábamos, pero cada quien iba a su ritmo.

El castillo es muy didáctico con sus visitantes, en algunas salas encontrarán personas caracterizadas, como si fueran habitantes, si corren con suerte hasta se podrán encontrar a María Estuardo.

Una de las veces que nos topamos, estábamos en los cuartos de la reina y el rey. Miriam se adelantó a ver el cuarto de la reina, regresó y dijo:

– La reina está en su cuarto

– ¡A ver! – dijo Karla –

Pero cuando llegamos, Mary ya se había ido. El resto del recorrido seguimos buscando a la reina pero nunca salió. Hasta que finalmente, al llegar a la zona de los jardines, la vimos a lo lejos.

– Allá está – dijo Miriam

– ¡Ya la vi! – contestó Karla

– ¿Y tus amigas? – preguntó Miriam

En eso salieron a los jardines y Karla le dijo a Cristina

– ¡Allá está la reina!

– Oooh ¿dónde?

– En los jardines.

Cristina se asomó

– Ash ¡boba! Creí que era la reina Isabel

Edimburgo

En esta ciudad concluyó nuestro viaje por Escocia, una ciudad mágica que te hace viajar al pasado. Si han visto Trainspotting reconocerán algunas calles y si son fans de Harry Potter visitar The Elephant House es indispensable, pues fue en este lugar donde JK Rowling escribió las primeras historias sobre Hogwarts (se dice que la distribución de alumnos en la prestigiosa escuela George Heriot’s School en Edimburgo le sirvió de inspiración para dividir el colegio de magia en 4 casas).

En The Elephant House, disfrutamos de un café y un rico pastel, los cuales pese a la fama del lugar, conservan los mismos precios que han tenido desde siempre. Antes de abandonar el café, aprovechamos para tomar fotos en el baño, donde los fans de Rowling le dejan mensajes.

Edimburgo es una ciudad que guarda muchas leyendas de seres del más allá, especialmente la parte de la Old Town. Si visitan su cementerios, tengan cuidado, se dice que si van a ciertos lugares, podrían sufrir malignas consecuencias. Afortunadamente nosotras nunca vimos nada. Solamente nos maravillamos con el Cementerio Greyfriars, lugar que inspiró muchos de los nombres de la saga (los cuales pueden encontrar en las viejas lápidas) y la escena donde Voldemort retoma su forma física, en Harry Potter y el Cáliz de Fuego.

Perderse en las calles de Edimburgo, además de cansado por las subidas y bajadas tan pronunciadas, ayuda a conocer un poco más de su arquitectura y la manera en que se adaptaron al medio. En el centro, existe una calle llamada Victoria Street que recuerda al Callejón Diagon de Harry Potter. Por supuesto, también está la famosísima Royal Mile.

Sin duda, lo más famoso y majestuoso de esta ciudad es el Castillo de Edimburgo, el cual se encuentra sobre un volcán, prácticamente al centro de la ciudad. Para recorrer el castillo nos separamos, Karla y Mariana se fueron por un lado, Miriam y Adriana por otro y Cristina y Mayra hacia otro.

Cuando cada quien terminó su recorrido, nos encontramos en la salida del castillo y comentamos nuestras impresiones.

– ¿Vieron las joyas de la corona?

– ¡Sí! Están bien padres

– ¿Y la piedra?

– ¿Piedra? – preguntó Karla –

– Sí, la de la coronación

– ¿Había una piedra? ¿La viste Mariana?

– Ahhhh, siiiií – respondió Mariana, un tanto dudativa.

– ¿Cómo creen? ¡Si estaba a lado de la corona y la espada del rey!

– Vimos la espada y la corona, pero nunca la piedra

Antes de despedirnos de Edimburgo y hacer la promesa de regresar a Escocia, subimos a Calton Hill para tener una increíble panorámica de esta ciudad que ha resistido el embate de varios enemigos (principalmente los ingleses), sin perder su esencia.

Este viaje siempre quedará en nuestra memoria, tal vez estamos omitiendo muchas cosas y lugares, pero nunca acabaríamos este relato y también preferimos guardarlo en nuestra mente. Gracias Mayra, Mariana, Cristina y Adriana, este viaje permitió que nos conociéramos mejor, a pesar de tantos años de amistad. Gracias por confiar en nosotras y compartir tantos momentos y experiencias.