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Atardeceres fantásticos y dónde encontrarlos

Como ya lo he dicho con anterioridad, mi momento favorito del día son los atardeceres.

Por: Manu Espinosa 

Como ya lo he dicho con anterioridad, mi momento favorito del día son los atardeceres. El “gran finale” del día, la muerte del sol con su resurrección prometida, y los tonos multicolor que adopta el cosmos, antes de volverse completamente obscuro.

Siempre que viajo trato de ver un atardecer completo, le tomo fotos y luego no hago nada; lo contemplo, le declamo poesía inédita en mi mente, me da nostalgia y después felicidad absoluta, me doy por vencido, me siento en el piso y veo hacia el horizonte esperando el arribo inevitable de la noche.

Por tal razón, en esta nueva colaboración les quiero compartir los 10 atardeceres que más recuerdo por su belleza y por lo que significaron para mí en ese momento:

1. El prólogo de una aurora boreal.

Marzo 30, 2016. Después de todo un día recorriendo los pueblos pesqueros de los Eastfjords, Islandia, Arturo y yo decidimos pasar la noche en las afueras de Höfn, cerca de la playa. Nos instalamos, al mismo tiempo que contemplábamos uno de los atardeceres más espectaculares -y duraderos- que yo haya visto (aquí tardan una eternidad en completarse, por lo menos en esta época del año). -3º C, cielo despejado, sin luces artificiales. Esa noche veríamos nuestra primera y última aurora boreal.

Höfn, Islandia

2. Una muerte anunciada.

Abril 1, 2016. Apenas un día después de la aurora boreal, el sol se despidió nuevamente con un atardecer bucólico, un incendio celeste detrás de las montañas iluminando los campos de lava cubiertos por la nieve. Esa noche llegaríamos a Vic, Islandia, y ni nosotros ni nadie imaginaría que al día siguiente estaríamos a punto de morir, solos y olvidados, en los acantilados de Reynisfjara.

Kirkjugólf, Islandia

3.  Entre Aniversarios y despedidas.

Abril 15, 2017. Alan y yo emprendimos el camino de regreso a Vicuña. Sin embargo antes de llegar nos detuvimos en un mirador y una vez más, esperamos el espectáculo celeste, que fue la mejor de las despedidas del “contundente” Valle del Elqui. Ese día dos de mis mejores amigos cumplieron años -Prisca y Esteban- y les dediqué esos idílicos colores rosas y azules.

Valle del Elqui, Chile

4.  La persecución entre los templos.

Noviembre 14, 2014.  A toda velocidad en la e-bike, Arturo y yo esquivábamos rebaños de cabras y bueyes,  presurosos de no perdernos el atardecer birmano. Nos caímos. Un atajo nos llevó fortuitamente a la misma colina que habíamos visitado en la mañana. El sol comenzó a descender de manera vertical ocultándose detrás de un templo, aferrándose con sus últimos rayos a la tierra sagrada de Bagán, Myanmar.

Bagán, Myanmar

5. La Puesta del sol en Marte.

Octubre 9, 2016. A Alan y a mí nos subieron como un par de cabras desquiciadas a la batea de una camioneta y nos llevaron a conocer el inagotable desierto de Wadi Rum, Jordania. Radiante, con tonos que tendían al naranja, casi rojo, como la superficie extraterrestre de Marte. Llegamos justo a tiempo al mejor lugar para apreciar el atardecer, y sentados al borde del vacío, vimos como el cielo se difuminaba en una implosión cósmica de incomparable belleza.

Wadi Rum, Jordania

6. Los guardianes de la Tierra.

Abril 27, 2017.  En Sequoia National Forest, Estados Unidos, todos lloramos tocando la corteza rojiza de esos seres de más de 250 años, o volteando hacia arriba sin distinguir el límite celeste de sus troncos. Son ellos los verdaderos guardianes de la Tierra, no nosotros. Como si no fuera suficiente, las montañas nos despidieron con uno de los atardeceres más bellos e inolvidables de toda mi vida, nos quedamos sin palabras y un silencio absoluto, fue la música por el resto de la noche.

Sequoia National Forest, Estados Unidos. Foto por @imjustafox

7. De vuelta al vientre materno.

Octubre 30, 2016. Para conmemorar su cumpleaños número 56, me llevé a mi mamá a Mérida, México. Un día antes de su aniversario, Ella, mi amiga Samantha y yo fuimos primero a la ciudad amarilla de Izamal; la segunda parada fue en el Río de los Lagartos, donde en realidad hay más flamingos rosa que lagartos; y finalmente, después del paseo en lancha a través de los verdes manglares, corrimos a atrapar el poético atardecer a las lagunas Coloradas, cerca de las salinas. Te amo madre.

Las Coloradas, México

8. El gran mirador inesperado.

Marzo 15, 2016. Mi mejor amiga vive en NY y antes de volar a Islandia hice escala en la Gran Manzana. Su esposo, y un gran amigo peruano-gringo-inglés nos llevó a mí y Arturo al secreto mejor guardado de su oficina. La mejor vista panorámica no es desde la cúspide del Empire State o desde el mirador del Rockefeller Center. Los mejores atardeceres se contemplan desde la ventana del baño de hombres en el piso 53 del One Grand Central Place.

Nueva York, Estados Unidos

9. El inicio del final.

Enero 2, 2016.  Hace casi dos años me fui a pasar año nuevo con algunos de mis mejores amigos, de ese entonces. Nos refugiamos en una cabaña en Coatepec, Veracruz, y cada día realizábamos excursiones a diferentes lugares de la zona: la capital Xalapa, la pacífica Jalcomulco y mi amada playa de Chachalacas. De vuelta a la ciudad, nos detuvimos en la zona de lagos volcánicos, en Puebla, y es justo este atardecer, entre azul y naranja, el que me recuerda el final del 2015 y el inicio del 2016.

Puebla, México

10. Otros más y la lista seguirá.

Aquí concentro 3 atardeceres medianamente recientes que guardo entrañablemente en la memoria. Uno es el primer atardecer en el territorio sagrado de Wirikuta, durante unas actividades de voluntariado en una localidad en la alta montaña.  El segundo es sobre el Catamarán Picante, en Ixtapa Zihuatanejo, durante una navegación entre los morros y las aves marinas; el atardecer en el Pacífico fue indescriptible. Finalmente, el atardecer más mágico que recuerdo fue apenas hace un mes en la ciudad de Calgary, Canadá. En un lapso de unas dos, casi tres horas, el azul del cielo se fue degradando en tonalidades más rojas y cercanas al color del fuego.

Wirikuta, México

Ixtapa Zihuatanejo, México

Calgary, Canadá.

¿Y ustedes? ¿Cuáles han sido sus atardeceres más memorables? Compártanlos en los comentarios con la historia de por qué fueron tan importantes para ustedes, y si lo hacen en Instagram recuerden utilizar el HT #mycosmicskies

Manu Espinosa

Manuel Espinosa Nevraumont, mejor conocido en redes sociales como @manumanuti es creador de contenido especializado en turismo. Documenta sus viajes a través de sus crónicas, fotos y videos, en México y en todo el mundo, con un especial interés por proyectos relacionados con turismo comunitario y ambiental. Ha trabajado con diferentes oficinas de turismo nacionales e internacionales. En 2017 creó junto con Alan por el Mundo la cuenta foodie de Instagram @gordosxelmundo para compartir experiencias gastronómicas durante sus viajes.

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