Tú x el Mundo

Alaska, la última frontera

Era finales del verano del 2007 y ahí nos encontrábamos mi mamá, mi hermano y yo en el aeropuerto de Guadalajara, esperando el vuelo que nos llevaría primero a Los Ángeles y de ahí a Vancouver donde tomaríamos un barco que por 7 días nos llevaría a recorrer varias localidades de Alaska.

Itzel Tamayo.

Era finales del verano del 2007 y ahí nos encontrábamos mi mamá, mi hermano y yo en el aeropuerto de Guadalajara, esperando el vuelo que nos llevaría primero a Los Ángeles y de ahí a Vancouver donde tomaríamos un barco que por 7 días nos llevaría a recorrer varias localidades de Alaska.

Si alguno de ustedes tuvo la oportunidad de leer “Mi vuelta a Europa en 30días” recordarán que tuve un incidente con la maleta… Pues qué creen?? Me volvió a pasar!!! Nuestras maletas no llegaron!! Les cuento, el vuelo a Los Ángeles llegó tarde y aunado a la fila para pasar migración pues perdimos mucho tiempo y todavía teníamos que recoger las maletas para ponerlas en la banda del vuelo de conexión, el avión estaba por irse así que aplicamos carrera para llegar a la sala de abordar… safe at home! Llegamos a Vancouver y obviamente por la demora las maletas no llegaron en ese vuelo, en la aerolínea nos dijeron que llegaban en el vuelo de las 4pm (el barco zarpaba a las 5pm), que ellos se comprometían a llevarlas a puerto y que fuéramos con el concierge del barco, le diéramos nuestro número de reporte y que él se encargaría de la coordinación para que tuviéramos nuestras maletas lo antes posible (2días después).

 Dieron las 5pm en punto, el barco hizo sonar el silbato anunciando el inicio de la travesía, empezábamos a dejar atrás Vancouver, después de hacer el simulacro de evacuación, de pasar un rato en cubierta y explorando de manera rápida el barco nos dirigimos a nuestro camarote; en el que encontramos ya sobre la cama el que yo denominé “kit de supervivencia para el viajero desamparado” que incluía una playera, peine, cepillo de dientes, desodorante, rastrillo y crema de rasurar, ahhh y un cupón para la lavandería. Además el programa del día con las actividades, horario de los restaurantes, bares y otros eventos a realizarse en lo largo y ancho del barco.

 Día 1. Cena del Capitán. Obviamente sin maleta pues no teníamos la vestimenta de gala requerida para asistir a la cena de bienvenida, nos ofrecieron pasar a una de las tiendas a comprar algo pero literal, todos los vestidos eran tipo Paquita la del Barrio (sin ofender) así que resignados nos limitamos a ir a cenar a uno de los tantos restaurantes disponibles. El siguiente día era de travesía, no tocaríamos puerto hasta 2días después.

 Y se preguntarán, qué se hace en un barco? actividades hay muchísimas y para todos los gustos, conferencias, exposiciones de arte, subastas, clases de baile, cine, biblioteca, bingo, concursos, spa, teatro musical y los ya muy famosos casinos.

 Día 2. Mar por todos lados. Ese día conocimos a nuestro recamarero, un joven hindú muy atento y amable, sin falta todas las mañanas y por las noches me llevaba al camarote un servicio de té de menta, delicioso!! Con tristeza debo confesar que no recuerdo su nombre, si recuerdo que era impronunciable, así que yo lo bauticé como Mustafa.

 Por la época en la que fui eran días de mucha luz, el sol salía a las 5am y se metía a las 9pm, así que el día empezaba muy temprano, pero era maravilloso abrir el ojo y ver por la ventana los paisajes que la naturaleza nos estaba ofreciendo y ver águilas calvas, delfines de cabeza blanca, cabras de montaña, aves de varias especies, etc.

 Día 3. Juneau. Primer parada en la capital de Alaska con una población aproximada de 30mil habitantes que se hizo famosa por la llamada “fiebre de oro” allá por los 1800´s aunque hoy en día las minas están cerradas aún se siente la atmósfera frívola producto de los intereses de aquella época. Aquí hicimos nuestra primera excursión, la más bella de todas y la que recuerdo con más emoción. “Paseo en trineo jalado por perros vía helicóptero”

 Ya una vez en muelle, nos esperaba nuestro guía para llevarnos al helipuerto, una vez con la vestimenta apropiada, botas para la nieve, chaleco salvavidas y un curso rápido de seguridad despegamos rumbo al glaciar Mendenhall donde aterrizaríamos unos 30mins después en el campamento Mushing para vivir la experiencia de caminar en el glaciar y pasear en el trineo. Es una experiencia que en palabras se queda corta pero aun ahora que lo escribo me emociona recordarlo. Es una excursión cara, unos 500usd pero vale muchísimo la pena!  Después de un par de horas volvimos al barco para navegar toda la noche y amanecer en el siguiente puerto.

 Día 4. Skagway. Llamada “la tierra del Viento Norte” una población chiquitita de apenas 4 cuadras de ancho y 23 de largo con una población de unos mil habitantes, Esta ciudad también es paso obligado al Yukón (territorio del norte de Canadá) famoso entre otras cosas por haber sido parte de la fiebre del oro. Aquí nosotros realizamos una excursión a la zona del Yukón y después tuvimos tiempo libre para explorar la ciudad a nuestro antojo.

 Día 5. Rumbo al Glaciar Hubbard. Este es uno de los glaciares más grandes de Alaska que brinda un espectáculo que solo la naturaleza puede dar. El crujir del hielo se puede comparar al sonido de los truenos a la distancia hasta que finalmente ves como se desprenden los bloques de hielo y caen al mar. Impresionante!!! Pero al mismo tiempo te hace reflexionar ya que ante tus ojos eres testigo de como nos estamos acabando nuestro mundo!

 Día 6. Ketchikan. A este lugar solo se puede llegar por cielo o por mar ya que por el tipo de terreno no hay un desarrollo carretero y es famoso por su riqueza en pesca sobretodo de salmón, por la producción de madera y por ser el primero puerto aduanero de Alaska. Aquí entre otras cosas visitamos el Museo de Totems, el Museo de la Herencia Cultural y una reserva nativa.

 Día 7. En el mar la vida es más sabrosa… Cena de despedida con el capitán, por lo menos a esta si pudimos asistir. Mientras tanto directito y sin escalas a Vancouver para terminar un recorrido de 4,021kms en barco.

 Después del crucero nos quedamos en Vancouver 3 días, pero como diría la Nana Goya “Esa, es otra historia” que sin duda podría ser parte de otro capítulo de “Tu x el Mundo” jeje!

 Definitivamente el crucero por Alaska, no es un crucero de relajo como son los del caribe, es mucho más tranquilo en general, lleno de paisajes, lleno de tranquilidad, que sin duda te da muchos momentos para estar contigo y simplemente DISFRUTAR!!.

 Por su atención, gracias!.

@ItzelTamayo