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Tu – no tan típica – guía de París

¡Hola viajeros! Les escribo esto desde mi vuelo proveniente de París, con ideas por todos lados y mucho que les quiero compartir.

¡Hola viajeros! Les escribo esto desde mi vuelo proveniente de París, con ideas por todos lados y mucho que les quiero compartir.

Antes que todo, les quiero decir que esta no va a ser su típica guía a una de las ciudades más emblemáticas del mundo; no les voy a decir a qué monumentos y museos ir, ni los típicos puntos turísticos. Honestamente, eso no es París.

Aquí les cuento por qué.

París es una ciudad perdida en otra dimensión, una dimensión a la cual es requerido entrar con un corazón y un tipo de romance que no encuentras en ningún otro lado.

Hace tiempo, unos 7 años para ser exactos, tuve la lindísima y  fregona oportunidad de vivir aquí por 3 meses; tiempo suficiente para entender, amar y odiar al mismo tiempo esta ciudad. Si algo me quedó claro en ese tiempo, es que en París necesitas ser todo, menos turista; ojo, no digo que no te avientes todos los spots turísticos en algún momento, esto es más que necesario. Pero para vivir verdaderamente París, aquí te dejo mi guía.

Primero deja el mapa en la mochila. Para verdaderamente conocer esta ciudad es más que necesario perderte en sus calles por horas. Camina hacia donde quieras, piérdete horas. Por todos lados hay lindas sorpresas y lugarcitos que te dejan sin aliento; puedes ir y venir en el metro y no necesitas saber, por un rato al menos, hacia dónde vas.

Es sumamente importante sentarte en uno de sus mil cafés a pasar el rato; escoge el que más te guste, (en cada calle hay al menos 3). Siéntate afuera y por las siguientes 2 horas, mínimo, solo ve pasar el tiempo y a la gente con una taza de café en la mano; no hay placer más grande que este, en mi opinión.

Cuando vayas a la Torre Eiffel, lleva una botella de vino (en París la venden en cualquier tiendita y es más barata que una botella de agua); lleva también snacks, y un mantel o toalla o lo que sea para acostarte.

Llega como a las 5 o 6 de la tarde antes de que empiece a anochecer, y disfruta el show. En el momento que se va la luz del día, la Torre se llena de luz, y es de esos ratitos mágicos de la vida; pasa una velada entera con la Torre de fondo, no puedes pedir más.

Al museo que vayas, te recomiendo empezar con Louvre. En lugar de recorrerlo todo con prisa, escoge una pieza que verdaderamente te llame, dedícale tiempo a conocerla y enamórate de ella a fondo. Dibújala, tómale fotos, etc. Entiende la historia que hay detrás, lo que ha costado mantenerla viva. Todas las esculturas por ejemplo, son verdaderamente un milagro; la prueba de la búsqueda de la verdad y la belleza en la humanidad, desde hace siglos.

Come, come mucho. Crepas de 2 euros, “pain au chocolat” de los cafés, la típica sopa de cebolla francesa, pan, pan y más pan. Ya que regreses te preocupas por las calorías otra vez.

Ponte audífonos y piérdete horas en los Jardin des Tuileries.

Montmartre, sin duda, mi lugar favorito de todo París. Mis días aquí consistieron en sentarme, junto con otras 200 personas, en los escalones frente a la basilica del Sacré-Coeur para ver todo tipo de presentación artística callejera. Aquí también te recomiendo ir con una botella o caja de vino.

Museo Pompidou. Después de recorrerlo y ver sus exposiciones, camina por las calles aledañas; aquí es donde he hecho mi mejor shopping de ropa punk y vintage.

La pulga francesa. No hay mejor mercado de antigüedades.

Vivir al máximo cada segundo de tu viaje aquí, sin nada de prisa; uno debe de ir a París sabiendo que va a regresar varias veces en su vida. París es uno de esos lugares en los que no puedes decir “ya lo conozco”.

Vive París sin prisa alguna. La diferencia entre un viajero y un turista, es simplemente la mentalidad del viajero de que en algún momento va a regresar. A veces el máximo placer de viajar, es solamente disfrutar, de una manera no tan típica, el lugar al que vas.

Nos leemos pronto,

¡Buen viaje viajeros!

F.